lunes, 17 de agosto de 2020

Construcción de personajes y protas femeninos

Hace poco hablé con una amiga acerca de lo mucho que me gustó un anime, y me di cuenta, entonces, de que un factor muy importante que contribuyó a ello fue el soporte que daba a la historia el sencillo hecho de que los personajes protagónicos fuesen mujeres; me di cuenta que para tener a un buen personaje femenino, sobre todo si es prota, no basta con darle un buen rol el la historia y que sea, además, alguien agradable, sino que tiene que marcar alguna diferencia el que sea una mujer. Su género tiene que tener un propósito si lo que se busca es darle una buena construcción dentro de su respectivo anime.

La pregunta es... ¿cómo hacer un buen personaje protagónico femenino? La clave está en cuatro aspectos.

1) Construir un protagonista que encaje con su universo. 

El primer paso es planear lo que se pretende que cada personaje logre en la historia, y hacer único a cada uno cual pieza de ajedrez, literalmente. Imaginemos una obra (el tablero) con diez piezas de cada lado; las negras son los protas, y las blancas, los antagonistas. En cada equipo existen niveles: algunas piezas son peones; otras, alfiles, caballos y torres; algunas más, reyes y reinas. Esos niveles son los mismos que en una historia: tenemos terciarios o extras, secundarios y primarios. De este último nivel es de donde sale un protagonista principal, que sería el rey, pues le da soporte a la partida en todo el sentido de la palabra. También tenemos su contraparte, ya que si nuestro protagonista principal fuera el rey negro, una pieza fundamental sería el rey blanco, es decir: el principal de los antagonistas, por no decir el villano, pero de esto hablaré en otra ocasión.

El peso que recae en estos reyes, como piezas clave que son, consiste en hacer que las demás se muevan para llevar el juego lo mejor posible con un objetivo claro, el cual sería el propósito de haber iniciado la obra. Para ejemplificar esta explicación tenemos a One Piece, una obra en la que se pretende descubrir un tesoro cuya existencia es dudosa, entonces... ¿en dónde entra Luffy, su protagonista? En la parte de volver el viaje en su búsqueda, liviano y llamativo, pues el carácter de Luffy es un indicador de que no le interesaría si no fuera prometedor. ¿Y qué más? Una buena aventura necesita más personajes y muchísimos riesgos, pero no pueden salir de la nada; es así como tenemos un personaje impulsivo al que le encanta meterse en problemas y arrastrar también a sus amigos.

Ahora: el viaje no podría ser viaje si Luffy se dejara llevar por cualquier tentación o se diera fácilmente por vencido, es por ello que entre sus características destaca la voluntad, capacidad de divertirse, y la terquedad para negarse a que le arruinen el sueño, porque quiere alcanzarlo por sí mismo. Es así como el protagonista principal se convierte en un resumen de lo que sería su obra, y eso es de aplaudirse, porque independientemente de si cae bien o mal el personaje, se agradece la claridad con la que se presenta la historia a través de él.

2) Construir un personaje interesante.

Con respecto a este rubro, creo que tengo un juicio muy peculiar, porque aprecio más a un personaje que mantenga mis ojos en la pantalla o en las páginas de su manga, que uno que me caiga bien porque coincida con mis ideales. Hay personajes que son horribles como personas, como Midōsuji Akira de Yowamushi Pedal, pero son demasiado interesantes por el papel que desempeñan, caso que es muy frecuente si de antagonistas se habla. No hace falta que se den mil un pretextos o un trauma para que sean como son; basta con una puesta en escena convincente. 

3) Construir una persona agradable o llamativa.

Aquí es donde más solemos fijarnos cuando hacemos crítica de algún personaje: en su calidad como persona. Al contrario de su papel como personaje, pienso que entre más creativo sea el concepto, menos importa la ejecución. La forma de ser de un personaje es el primer paso para que un espectador decida apostar por ver la obra y posteriormente juzgar la calidad de la puesta en escena, o si las piezas vivientes de la historia le parecen indigeribles. Personalmente no me gusta que la forma de ser como persona represente un aspecto más ambicioso que su calidad como personaje a la larga, porque se vuelve pesado. Es bueno analizar personajes, sí, pero es irreal que un autor espere que su público analice por qué el personaje es como es si éste no genera una buena impresión o un mínimo de simpatía. Así no funciona la industria. 

Un ejemplo de lo que me ha parecido un personaje que te convence desde el inicio aunque no tenga ningún trasfondo es Kamina de Tengen Toppa Gurren Lagan, sumado al hecho de que se complementa con el prota, Simon, y que aun si no te cayese bien, es innegable que desempeña un papel fundamental en la obra. Es decir que Kamina era una persona con carisma que además se convirtió en un excelente personaje al nivel del protagonista principal, solo que Simon tuvo un desarrollo jerárquicamente más importante e igual de convincente.

4) Construir una mujer. 

Llegamos a la parte más difícil de explicar. Crear un personaje femenino es más que la suma de crear un personaje y crear una mujer, y la formula se complica aún más si se agrega que esté personaje está destinado a ser un protagónico. Si fuera sólo hacer un personaje interesante, tendríamos un Midōsuji; si fuera solo tener una persona agradable o llamativa, tendríamos un Kamina; si fuera crear un buen protagonista, con todas las complicaciones que conlleva crearlo, resultaría un Luffy, un Lelouch (Code Geass) o un Yato (Noragami). Y ni siquiera basta con escribir bien a una mujer, porque fácilmente tendríamos una secundaria más del montón, hablando de chicas como Tsuyu Asui (Boku no Hero Academia), que por más agradable y buen personaje que sea, sigue clasificando como secundaria; tendríamos una mujer que acentúa su feminidad a costa de su calidad como persona o como personaje incluso si fuese protagonista, no necesariamente principal, como Sakura (Naruto) o Sanae (Captain Tsubasa); y se vuelve todavía peor cuando cubre todos los rubros, pero el hecho de que sea mujer es completamente innecesario, es decir que perfectamente podría ser un hombre y los hechos del anime no cambiarían.

Me dije hasta cierto punto "Key, pedir eso es inútil, no todos los protas hombre justifican su sexo. Perfectamente podrían ser mujeres y tampoco sería diferente", pero lo analicé mucho y en la mayoría de los casos no es así. Como dije en la entrada anterior, los personajes femeninos nacieron con un propósito, por eso no sería lo mismo si tuviéramos un Goku mujer y una Bulma hombre. Bulma no podría haberle mostrado sus partes íntimas a Roshi en Dragon Ball, porque a él no le interesaban los hombres ni podrían haberle interesado, pues era un reflejo del humor sexual que gustaba tanto en su época. Entonces, tendría que habérselas mostrado Goku, pero ni siendo mujer lo hubiera hecho, porque ese no era su carácter ni lo sería nunca o, como prota principal, daría una imagen muy diferente de su anime. Bulma era la de la actitud lanzada y conocedora en ámbitos más sexosos, por eso aunque fuera buen personaje, no podía ser el sustento de Dragon Ball en sus inicios. Al final, si alguien recuerda que Roshi pidió puntualmente un beso Bulma para acceder a ayudarlos, sabrá que el rumbo de la serie no podría haber salido como lo conocemos ahora si, respetando las personalidades y todo lo que no incluya el cambio de sexo, Goku fuera mujer y Bulma hombre. Dragon Ball no hubiera funcionado con un protagonista principal femenino.

Ejemplos como éste hay muchos, pero prefiero enfocarme en responder a la pregunta de cómo construir una mujer que funcione como protagonista principal. El primer paso consistiría en la observación e investigación de la sexualidad, y eso ya es bastante difícil incluso para mangakas / autores femeninos. Me dije también: "Key, estás pidiendo mucho, nadie va a matarse en eso si incluso sin hacerlo su obra sale bien". Pero luego me respondí, "¿por qué no?", si hay autores de literatura e incluso de anime que investigan temas más difíciles que la perspectiva y modo de actuar de una mujer. Si hay autores que incluso lo han hecho bien, solo les falta saber insertar a "sus mujeres" en el papel de rey de ajedrez, o mejor: insertar el juego, la trama, al personaje y hacer que todo gire a su alrededor. ¿El resultado? Animes como Araburu kisetsu no otome-domo yo, Chihayafuru, Nana y Yamato nadeshiko shichi henge, entre muchas más. 

El segundo paso sería dejar que la trama fluya sin más líos argumentales: si la prota tiene que llorar porque el novio la dejó, pues que llore, porque así es ella. No es sólo que las chicas sean lloronas, e incluso si lo fueran no tendría nada de malo; es que a veces, como mujeres, se ven cosas que los hombres tardan más en captar, la mayoría de la veces. Tampoco es que razones les falten, porque sí, están sensibles, ¿y qué? ¿Qué hombre no lloraría con una bomba hormonal dentro que explota cada mes? ¿O con un trato diferente hacia ellas, recordando que el anime va dirigido al público en Japón, sólo por su género, identidad sexual o lo que tenga que ver con ser mujer? 

A esto es a lo que me refiero cuando digo que implícitamente son poquísimos los animes que tratan a sus mujeres como lo que son, porque a veces no hay nada que las separe de ser hombres, al contrario: cuando se quiere volverlas fuertes o interesantes y muchas personas alaban esto, en realidad las hacen más próximas a ser hombres. Un último ejemplo: Seras Victoria de HellSing no es diferente a un hombre por el par de senos que se carga, ni es buena mujer porque tenga más pantalones que los cientos de machos que se ha cargado Alucard; ella es una buena mujer y segundo protagonista diferente a la misma Integra por los sentimientos que guarda y que es evidente que solo una mujer, que se sabe y siente mujer, puede tener. No pudo ser una obviedad ni una coincidencia, y de nuevo comparándola con el increíble personaje que es Intengra, de lo contrario tendríamos dos personajes femeninos idénticos en su base, no a una chica que actúa como lo que es, una chica, y por otro lado una eminencia de personaje femenino que no parece ni se siente una mujer porque ella misma se ha propuesto ser tan fuerte y fría como los hombres que ha conocido.

Con tremenda última comparación, cierro la entrada, que parece más una guía, sobre los elementos para construir un personaje principal protagónico femenino, si se pretende marcar un antes y un después en lo que al tema corresponde, claro.        

domingo, 28 de junio de 2020

Personajes femeninos en el anime

¡Hola, chicos!

Igual que en la última entrada, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que publiqué algo aquí. En esta ocasión tengo ganas de hablar sobre un asunto importante en el tema de la literatura, pues además de escribir fanfics, quiero ser una gran escritora y sacar mi propio libro lo más pronto posible.

Llevo un año estudiando la carrera de literatura, así que creo que puedo abrir este tópico diciendo que, para que una obra tenga buenos personajes, primero tiene que tener un concepto sólido. Debe tener bases argumentales para que, a la hora de crear personajes, la aparición y el desarrollo de estos sea coherente.

Por supuesto, para tener un buen juicio de lo que es coherente, el espectador tiene que considerar la fecha y sitio de publicación y, en el caso del anime, también el de emisión. ¿Por qué? Porque si se juzga una obra de oriente y a sus elementos desde el criterio occidental, no vamos a llegar a ninguna parte, y es ahí el momento en el que no nos cabe en la cabeza cómo historias como Dragon Ball tuvieron éxito a pesar de su escaso desarrollo de personajes femeninos.

Ello se debe a que, retomando Dragon Ball, la trama no necesitaba personajes femeninos desarrollados; tan sólo se necesitaba una figura femenina que mantuviese al público a la expectativa, porque quizás una historia únicamente con hombres no sería atractiva para el público masculino.

Es entonces cuando toma sentido la existencia de personajes como Bulma, que desde sus inicios era extravagante (según los estándares de la época y el lugar, una cualidad inherente a la mujer) y el polo opuesto de Goku (un varón puro en sus sentimientos, simplón y fuerte), además del anclaje de otros personajes como Yamcha, debido a sus cualidades físicas/intelectuales atractivas para un hombre.

Con el tiempo y la notoria popularidad global que alcanzó la serie, en parte gracias a la figura femenina, fue que se introdujeron nuevos personajes mujeres que siguieron un patrón argumental o visual igual a Bulma, como Launch, pero que, por cosas del destino, tuvieron un mejor recibimiento en el futuro, porque tenían una cualidad que Bulma no desarrolló sino hasta mucho después: carácter.

Si bien Bulma no era sumisa, solía usar ese carácter para su beneficio personal, llegando a ser berrinchuda y manipuladora para conseguir cosas muy superficiales. Otro ejemplo de personalidad fuerte mal empleada al inicio es Usagi/Serena de Sailor Moon.

No se trata de si la niña aún es joven y por eso sus reacciones son naturales o realistas, porque entonces ni la misma historia tendría sentido (una niña guerrera y defensora del universo); se trata de que el personaje tenía que ser fuerte para imponerse, pero todavía es una fuerza bruta, un carácter fuerte que no va a ningún lado.

Posteriormente se dejó ver que un personaje femenino podía ser muy querido no sólo por ser lo que actualmente llamamos fanservice, y lo digo en ambos sentidos; ya no tenía que ser una chica ridículamente atractiva o joven, ni tampoco alguien extremadamente inteligente o fuerte de temperamento, por no hablar aún de la fuerza física.

De a poco aparecieron personajes más entrañables como Ami o Rei, refiriéndonos a Sailor Moon, o Kumi en Captain Tsubasa. ¿Cuál fue el problema, llegados a esta instancia? Que son personajes secundarios. En su planeación, la obra no contemplaba a estos personajes como relevantes para el argumento principal, la trama que mueve al anime. Es por eso que, no importa que tan bueno pueda ser un personaje secundario, no debe tener más poder, más peso en la historia que el protagonista.

Sin embargo, este error ya ha sido cometido muchas veces y es cuando los espectadores nos llevamos las peores decepciones, porque especialmente los personajes femeninos son condenados a seguir dos rumbos: o son dejados atrás sin motivo aparente, o son forzados a tomar papeles que no les corresponden y el/la autora nos deja la impresión de que ha perdido el control de sus protagonistas y, con ellos, de su historia.

Ahora, la razón de que esto suceda más frecuentemente con el papel femenino es, en primer lugar, por la cultura. En Japón nunca fue necesario dar un papel sumamente relevante a la mujer en sus historias para que éstas trascendieran, como he mencionado ya en Dragon Ball, Captain Tsubasa o Slamp Dunk.

Con relevante no me refiero a lo que el personaje hace o deja de hacer, sino a si es reemplazable el rol que desempeña, por ejemplo: en Sailor Moon, es la versión femenina de un guerrero la protagonista, no Usagi. Usagi no madura, sino que se transforma en alguien muy diferente a lo que se ve al inicio, de manera que no hay un punto de cohesión entre quién es ella y quién Sailor Moon.

No hay un momento en que podamos entender que las decisiones que toma Usagi son así porque sólo Usagi podía haberlas tomado, no alguna otra sailor scout con el papel de Sailor Moon; sus decisiones fueron esas porque el guión lo quiso y ya.

El segundo factor que impide el correcto desarrollo de las mujeres en el anime es el destinatario. Cuando el autor crea su obra, se dirige en primer lugar a un público japonés, masculino y joven que ya tiene inculcados sus valores y conceptos morales y éticos, por lo que la trama, como en muchas caricaturas de todo el mundo, es una idealización fantasiosa en la que se plasman las enseñanzas de la cultura sin habérselo propuesto.

El objetivo voluntario es entretener y hacer de los protagonistas el modelo perfecto para sus espectadores: es crear un perfil de identificación lo suficientemente atrayente para una audiencia numerosa, sobre todo en la época de producción masiva y competencia actual.

Por último, el tercer factor que impide el correcto desarrollo femenino, sobre todo de protagonistas, es que se requiere un conocimiento y habilidad literaria considerable para sobrellevar una historia, en especial si es larga e intenta ser original (es decir, no guiarse en los modelos de éxito, riesgo que no siempre resulta en algo bueno), y con ello justificar las razones por las que el personaje sería único, relevante, no reemplazable y no bastaría poner un hombre en su lugar para generar el mensaje, esencia y buena recepción que el anime tendría gracias a ella.

Básicamente, el guionista debe ser lo suficientemente bueno para no perder el control de las publicaciones con toda la presión que la editorial y/o estudio le pone encima, porque, aunque la historia es el punto de partida del anime, no lo es todo; tiene que convencer al resto del equipo de que su obra valdrá la pena, o podría enfrentarse al desprestigio y otros problemas laborales, económicos y legales.

Quiero terminar con una nota que no sé si los críticos ya hayan considerado: en lo único que se parece el lanzamiento de un anime al de un libro es en el hecho de estar a disposición del equipo, que a su vez depende de lo que el público local pida, y en tener que esperar a que los consumidores hagan lo que se supone que hacen para que el autor crezca económicamente, logre independizarse de los protocolos y trabaje en una historia mejor.

Con suerte los cambios de la época logren ampliar el campo de trabajo, las condiciones y los recursos de los mangakas y animadores; así veremos con mayor frecuencia el crecimiento argumental que las mujeres merecen y que el público de occidente exige.